“Lo haces otra vez y te arranco la cabeza”
“Dicen que a la gente negra no les gusta la mayonesa, ¿a ti si te gusta?”
“Usted no sabe bailar, debería inventar su propio baile porque lo que usted hace no es nada parecido a esta disciplina.”
“Esto del marketing no es para ti”
“Lo siento, no podemos estar juntos porque eres negra y pobre, y eso es inaceptable en mi familia”
“Te estoy dando este trabajo para ayudarte, no porque realmente te necesite”
“Deja de estar perdiendo el tiempo bailando”
“Estas soltera, ha de ser porque te deben gustar las mujeres”
“No es contigo, es con tu amiga la bonita, tu eres fea.”
“¿Tuuu… en concurso de belleza? “
“Si quieres ser cantante, debes ser la amante de los productores, así de sencillo”
Ha sido bastante interesante hasta el momento mi camino por la vida, y es gracias a que tengo en mente siempre nuevos retos/objetivos por cumplir y cosas por aprender; pero nunca han faltado aquellas entidades cuya intensión principal (ya sea con acciones u opiniones) es atrasar tu proceso en la búsqueda de la felicidad y el éxito, obstaculizar cualquier posibilidad y acabar con toda motivación para seguir adelante.
A estos entes los denomino “demonios” y han estado siempre conmigo a donde sea que vaya y en lo que sea que haga. Están ahí esperando a que me dé por vencida, a que me desmotive, a que me caiga, porque se alimentan de mis errores, inseguridades y sufrimientos, de mis lágrimas, se alimentan de mis desaciertos y mis miedos haciéndose más fuertes y dejándome débil e incapaz de continuar.
Reconozco que por fuera puedo verme resistente y que no me dejo derrumbar fácilmente, pero créanme, estos demonios han sabido derribarme, y en algún momento me hicieron pensar que no podría levantarme y que ya todo estaba terminado.
Suena algo tétrico, pero aun así la presencia de estos demonios siendo lo peor que me ha pasado, ha sido lo mejor que me ha podido pasar en la vida, pues me han ayudado a demostrarme a mí misma que soy más de lo que yo esperaba, que puedo llegar a donde nadie ha llegado, que no hay límites solo los que yo me estipule.
Y es que cada vez que sufro de un ataque demoniaco, caigo algo derrotada, sí, pero me levanto con muchas más fuerzas que antes, con una mente más clara, con cabeza fría y con más ganas de vivir y luchar por mis ideales.
Gracias a mis demonios aprendí a no discriminar y aceptar a todos como seres humanos que somos.
Gracias a mis demonios no tengo miedo de mostrarme tal cual soy y decir las cosas tal cual las pienso.
Gracias a mis demonios no me aterra fracasar una y otra vez porque sé que al menos lo estoy intentando.
Gracias a mis demonios he tomado conciencia del gran valor que tiene mi vida.
Los ataques demoniacos uno vez que los supere me permiten renacer una y otra vez, y por eso que no les guardo rencor, sino todo lo contrario. Considero que todos necesitamos ser atacados por demonios de vez en cuando para llenarnos de fortalezas y muchas más ganas de vivir; y no me molestaría ser yo un demonio en la vida de alguien más, pues no causaría más que un efecto positivo; ojo, siempre y cuando el atacado tenga las fuerzas para levantarse aun cuando mis acciones o palabras sean como hachas disparadas a gran velocidad cortando todo lo que este a su paso, no me arrepentiría ya que reconozco el buen resultado que al final estos ataques conllevan… pues yo sobreviví y sobreviviré.
Estoy contigo en todo lo que dices.
LikeLike
Me alegra te haya agradado el post!!
LikeLike