Perder para aprender a valorar

Los dichos y frases no existen solo porque sí, todos tienen su razón de ser; en esta ocasión el “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde” me retumba en la mente cada día una vez decidí vivir fuera de mi tierra natal.

 Decidí ampliar mis horizontes porque me pareció que el país se me quedo pequeño para las oportunidades que ofrece – de hecho, somos un país muy pequeño con habitantes muy competitivos y es muy difícil vivir cómodamente sin antes ofrecer en el mercado laboral algo que no existe, algo especial, algo actualizado y a la vanguardia- simplemente no encontraba salida y me abrí paso al país que desde muy pequeña soñé experimentar: Los Estados Unidos.

 USA para mí era sinónimo de perfección, amaba todo de ese país: la comida, la música, Hollywood, la forma de vida como la muestran en las series y shows, las grandes vecindades, las casas con chimenea, la nieve, los paisajes nítidos y sobre todo el idioma (literal lo estudie toda mi vida para estar lista cuando llega este esperado momento); además tenía muy claro que era un buen lugar para establecerse y superarse.

Volviendo al tema de que era mi país soñado, pues toda mi infancia y adolescencia se la  entregué a la cultura americana; bueno no toda, digamos que en un 80% incluyendo ver TV americana, escuchar música americana, películas americanas, historias americanas, noticias americanas, despreciando totalmente mi propia cultura de la siguiente manera:panama_flag_20130310_1827174495

Música típica: eww qué asco, “papá, bájale el volumen a eso por favor”

Comida típica: “nombe mucha grasa”

Atuendo típico: “nada que ver, me veo ridícula, no me luce, es más! no nací para esta cultura”

Bailes típicos: “ni me inviten, prefiero bailar pop o hip hop”

Paseos familiares: que embole!

Juegos de la selección: “que pereza”

Días patrios: ugh! solo sirven para descansar, toda mi vida escolar le rendí tributo a la patria obligada.

Cumbia Chorrerana: asco total. Como le pueden llamar a eso música?

Tamborito: Que ni se les ocurra hacerme cantar esto, ME DA VERGÜENZA!

Y puede hacer la lista más larga pero no la sigo para no dar tan mala impresión.

Llego a los Estados Unidos: “mi país soñado, no puedo creer que estoy aquí, esto es un sueño, nunca fui tan feliz, mi vida está completa” … BULLSHIT
Si encontré todo lo que esperaba: la buena comida, los lugares y lindos paisajes, la forma de vida más cómoda, escuchaba el inglés por todos lados (salvo en Miami y restaurantes mexicanos) la nieve, LA, Las Vegas, San Francisco y otras grandes y bellas ciudades y si… amé USA como por 3 meses, 3 días y 3 horas… con eso fue suficiente para darme cuenta que sí era todo lo que vi más la esencias de las cosas no estaban:

Música americana: buenísima, pero me llego a aburrir tanto que me vi en la necesidad de escuchar mi música autóctona: el típico panameño.

La comida americana: Riquísima pero hecha sin amor. La mayoría de los productos son procesados y tienen GMO, aumenté 10 libras de peso (imposibles de bajar) y recuerdo llamar a mi mama para que me diera instrucciones de cómo hacer ojaldres.

Los americanos: Fríos e hipócritas (al menos los gringos del norte de California) nada como la gente cálida y alegre de mi país.

Traje típico, baile típico americano: oh no! Este país carece de cultura! Es un grupo de gente que viene de todas partes del mundo, unos siguen su cultura autóctona y otros simplemente no siguen ninguna haciendo de la cultura americana un gran vacío de nada. Si celebran fiestas hispanas, irlandesas, y el 4 de julio en donde solo presumen la cantidad de posesiones materiales con las que cuenta el país. En conclusión creo que la cultura es “Trabajo para tener” y se olvidaron de vivir.

Y así fue como tuve que venir a miles de millas de distancia de mi país para comenzar a apreciarlo; escuchar una banda de guerra desde un desfile me erizaba la piel al igual que esa música típica a la cual tanto despreciaba y la comencé a amar a necesitar para sentir lo bello que es ser panameño y poderme identificar con una cultura que sí existe, que sí tiene historia;  nunca me sentí tan orgullosa de ser quien soy, de donde soy, de tener los padres que tengo, de haber nacido en mi país… en el país que dejé y que cuando regresé 9 meses más tarde, al ver ese pedacito de tierra a través de la ventana al arribar, no pude evitar llorar de emoción, así como lloro en este instante al recibir la grata noticia de que nuestra selección nacional de fútbol pasa por PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA a la Copa Mundial sede Rusia. Mas orgullo para mí como panameña, y si, duele no estar ahí celebrando como se debe. pero mi corazón contigo PANAMÁ.

Definitivamente hay que perder, hay que despreciar, hay que subestimar muchas veces algo que poseemos, que tenemos o a quienes amamos para darnos cuentas que tienen mucho valor y comenzar a apreciarlas como se merece; al menos es mi caso; no nací con el don de simplemente amar porque sí… pero esa ya es otra historia.

 


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