No sé cómo es en otras culturas, pero en la cultura latinoamericana se estila que los jóvenes abandonen sus hogares cuando contraigan matrimonio o cuando tengan una edad madura para aspirar a tener un techo por cuenta propia, y una de las razones más sobresalientes es el tema de la situación económica que nos rodea; si no fuese por ese detalle la independencia no fuese un problema más en la juventud hispana.
Siempre quisimos independencia desde muy pequeños: anhelamos tanto llegar a la edad de los 18 para alegar que somos adultos, que podemos trabajar, asumir las leyes y contribuir con la sociedad.
Y es que ser independiente significa alcanzar estabilidad en la vida ya sea laboral, profesional o personal, y no tener que depender de condiciones o ideologías ajenas; más no es nada parecido a estar solos. Cuando se es independiente aún contamos con nuestros padres, con nuestros amigos, colegas, parejas sentimentales. Pero de cierta forma, aunque seamos independientes nuestras decisiones giran en torno a esas personas que nos rodean.
Ser independientes no nos define completamente y no nos asegura que hemos alcanzado ese estado máximo de madurez como personas; me atrevo a pensar que existe una fase de la independencia que nos puede acercar más a ese estado de madurez, y es estar solo.
Por solo me refiero a sin padres, sin hermanos, sin amigos, sin vecinos, sin colegas de trabajo, sin hijos y sin una relación sentimental. Tienes que estar solo tú contra el mundo.
Ya sea por 3 meses o 5 años, el estar solo es un ritual en donde te encuentras contigo mismo, con tu verdadero yo. Disfrutas de una libertad única e inicia la etapa de descubrimiento acerca de: Qué es lo que realmente quiero? Qué me hace feliz? , Cuáles son mis miedos, defectos, virtudes, mi verdadera forma de actuar frente a diferentes situaciones y cómo me manejo en la toma de decisiones sin consultar o depender de la opinión de terceros?
En ese momento te comienzas a valorar ya que no tienes más en quien enfocarte sino en ti mismo. En ese momento no escuchas a más nadie en tu mente, solo a ti, y es bueno porque así es como conocemos cómo realmente somos y qué necesitamos.
Os digo, no temáis de la soledad; estar solo no es tan malo como parece.
Si eres de las personas que temen estar solas, nunca es un mal momento para practicar la soledad, te darás cuenta que lo que sea que hagas en la vida (desde lo más mínimo como salir a correr en las mañanas, a lo más complejo como comprar una propiedad); lo haces realmente porque lo quieres y no por influencia de las personas que tienes a tu alrededor lo cual es un grave error porque la vida es muy corta como para complacer a los demás antes que a ti.
Y cuando os digo que no temáis es por os propio bien pues una vez te conozcas a fondo y descubras quién eres y qué quieres y qué te gusta y qué no, tus relaciones interpersonales serán un éxito, podrás comunicarte mejor, lograras conseguir el trabajo deseado o si ya lo tienes pues ahora tendrás un mejor desenvolvimiento; y sabes por qué? Porque tendrás una seguridad en ti única e inigualable y se reflejará en cada acción que tomes.
Muchas veces las personas se encuentran dando vueltas en círculo buscando eso en lo que fallaron o qué fue lo que salió mal, porque son infelices con todo los que les rodea, con las parejas, con los amigos, o en la vida laboral. Pero nada de lo que estás rodeado está mal, eres tú quien está mal ubicado; debes tener simplemente la certeza de quién eres para saber si estás o no en lugar y con las personas correspondientes.
La clave está en entenderse uno mismo para poder comprender lo que nos rodea; pues si te odias, odias; si te mientes, mentirás siempre; si no estás seguro de ti, proyectas inseguridad; si te amas, amas, si te perdonas, sabrás perdonar a los demás y si te propones metas y las cumples, no tendrás problemas con afrontar cualquier obstáculo que la vida te presente.
A muchos les puede tomar pocos años conectarse consigo mismo y a otros una eternidad pero una vez lo hagáis, no pierdas ese contacto, recuerda que antes que nadie, Tú debes ser tu prioridad número uno sobre todas las cosas.